Se cuenta que Leonardo Da Vinci para sufragar sus gastos, acepto un trabajo de camarero sirviendo comidas en una taberna llamada Los Tres Caracoles (al lado del Puente Vechio). Previamente los cocineros que trabajaban en el local habían muerto misteriosamente por envenenamiento en la primavera de 1473.
Leonardo había abandonado el taller del maestro Verrocchio y en esta nueva aventura intenta revolucionar la cocina tradicional del Renacimiento, ya que inventa lo que se llama actualmente “nouvelle cuisine”, preparando exquisitas porciones de comida sobre pedacitos tallados de polenta.
Sin embargo, sus conciudadanos no estaban acostumbrados a este tipo de comidas, ya que querían comer hasta atiborrarse, y crea tal escándalo que Leonardo salva la vida por poco, ya que los hambrientos feligreses pensaban que Leonardo se estaba riendo de ellos. Posteriormente Leonardo reflexionaría: “la gente hay veces que tiene poco sentido artístico, mucho sentido primitivo y nada de condescendencia”.
“Innovar es encontrar nuevos o mejorados usos a los recursos de los que ya dispones” Peter Drucker
Innovar no es fácil. Nos encontraremos con la oposición de la zona cómoda, tanto propia, como de terceros. Esta es una tendencia muy humana al situarnos en lo conocido, generando certidumbre, pero que nos impide avanzar y crear nuevas metas y propósitos.
¿Quién pensaría que los inicios de la “cocina creativa” se remontaban a la época del Renacimiento? Pues Leonardo así lo hizo. Posteriormente, Leonardo dejó a un lado su cocina creativa y se fue a las calles de Florencia a hacer dibujos y tocar el laúd, comenzando una de las carreras pictóricas más prometedoras de la humanidad.